domingo, 23 de octubre de 2011

Último año

Va a hacer un año que me quede embarazada. Llevábamos algún tiempo buscándolo, pero nunca llegaba. Pero esta vez sí.
Tenía un test de embarazo en casa porque alguna vez había tenido una falsa alarma. Me leí las instrucciones una y otra vez, quería hacerlo bien. No son difíciles pero con los nervios y en inglés... bueno en menos de un minuto el resultado dio positivo. Fui corriendo a decírselo a Carlos con el test en mano. No tenía ni idea de lo que pasaba, le mostré el test y se quedo boquiabierto y me dio un beso. Ese beso lo recordaré siempre porque fue muy tierno y lleno de emoción.
Le temblaba las manos, el cuerpo tanto era así que no era capaz de enfocar al test para sacarle una foto.




A partir de este momento sabíamos que nuestras vidas iban a cambiar, no sólo que yo fuera a cambiar físicamente sino entre nosotros. Creció nuestra complicidad, nuestros deseos, nuestras ilusiones y todo aquello con lo que soñábamos se estaban cumpliendo.

Esa misma mañana de sábado, empezamos a buscar médico, leyendo de por aquí de por acá. ¡Dios mío! no teníamos ni idea y no queríamos preguntárselo a nadie... Era nuestro secreto. Al final dimos y con acierto con un grupo médico que se llama Seattle Obstetrics & Gynecology Group . Mi doctora es la Dra. Luba Foltz ¿por qué ella? No sé, nos dio buena sensación cuando leímos su currículum vítae y los comentarios de sus pacientes que son todos ciertos. Luba es una persona muy dulce, que te cuenta las cosas tal y como son pero sin asustarte, paso a paso. Se creo un bueno rollo entre los 3. En cada cita llevaba yo mi lista de preguntas, no quería que se me olvidara nada y ella siempre se reía... creo que le hacía gracia mi libretita de Hello Kitty.

El primer día me hicieron una ecografía, el cual confirmaba mi embarazo




Estábamos de muy poco, 8 semanas. A Carlos se le saltaron las lagrimas, yo sólo estaba pendiente de ver que el corazón latía y rezaba por que así fuera. En cuanto vi algo que brillaba y parpadeaba, sabía que iba todo bien y pude soltar el aire. En ese momento vi a Carlos, le sonríe y la doctora nos dio la ENHORABUENA y que salíamos de cuentas el 24 de julio.

Dos días más tarde nos íbamos a España para pasar las Navidades. No iban a ser unas Navidades cualquiera ya que Carlos se tenía que operar de la nariz por una caída 2 años antes y que íbamos a dar la gran noticia. Y la última que íbamos a ser sólo 2.

El 12 de diciembre llegamos a Madrid, fuimos en aviones separados... un rollazo. Nos recogieron mis padres y en cuanto llegamos a casa, soltamos la bomba: ¡¡¡ESTAMOS EMBARAZADOS!!!  Se pusieron la mar de contentos. Además 2 meses antes mi hermana y Curro dieron la misma noticia en el mismo sitio.

A continuación llamamos a los padres de Carlos para que lo supieran aunque venían unos días más tarde.

Pasamos unas Navidades muy divertidas y sobre todo porque todos eramos conscientes que las siguientes habrían unos personajillos que nos quitarían el protagonismo.




En Madrid quise acercarme a mi ginecóloga para que me diera su opinión y aprovechamos en hacerme otra ecografía.



Esta vez me quedé más impresionada nuestro bebe comenzaba a tener una forma humana, más definida. Y su corazón latía a 200.

Aún no notaba cambios espectaculares, pero lo que sí tenía es una alegría enorme y me preocupaba por cuidarme por que significaba que también cuidaba a mi bebe.

No paramos de contárselo a todo el mundo familia y amigos.

Después de Reyes, abandonamos Madrid con tristeza, sabiendo que no volveríamos hasta finales de año y que no veríamos a nuestra gente hasta entonces, pero a la vez con ganas de llegar para que nos hicieran de nuevo una ecografía y la triple screening.




La triple screening no dio buenos resultados, nos dijeron que teníamos que hacernos la amniocentesis. Se me cayo el mundo a los pies, aunque era consciente que esa posibilidad existía por mi edad, 39 años. Lo peor de todo era que tenía que esperar un mes para que me lo pudieran hacer... se me hizo interminable pero el día llego.

Nos citaron muy temprano, esta vez llevábamos interprete porque no queríamos que nos perdiéramos en algo y sobre todo yo que quería entenderlo todo y hacerlo lo mejor posible. Me hicieron una ecografía donde midieron todo su cuerpo...la cabeza, piernas, nuca. Estuvimos casi una hora.




La doctora me pregunto si queríamos saber el sexo del bebe, le dije que sí y aunque presentía que era un niño. Me dijo: Tus presentimientos son correctos, es un niño.

Sinceramente quería que me hubiera dicho que era una niña, pero en esos momentos solo quería oír que estaba sano.

Después de la ecografía, nos pasaron al despacho de la experta en genética que nos explico durante una hora todo lo relativo al síndrome de Down para que nos fuéramos concienciado del tema. Una vez finalizada la charla me realizaron la amniocentesis, que fue pinchar y cantar.

Las buenas noticias solo tardaron 24h. La llamada era de lo más esperado. Estuve mirando al teléfono todo el día hasta que me llamaron por la tarde. Me hizo recordar como cuando te gustaba un chico y estabas sentada junto al teléfono esperando a que te llamara... los minutos se te hacen horas y las horas como días. Pero al final sonó el teléfono, y me dijeron que los resultados habían sido negativos y confirmaban que era un chico. ¡BIEN! ¡Qué alegría!

Desde entonces me cuide aun más si cabe, paseaba 2 ó 3 veces al día con Ron, comía sano, intentaba enterarme de todo para que fuera lo mejor posible... así fueron pasando las semanas.

La tripita se fue convirtiendo en tripaza:




 
 


Durante estos meses fuimos a clases de preparación al parto, lactancia, seguridad... nos instruimos para ser unos padres muy "profesionales". La verdad que tengo que decir que si nos sirvieron de mucho.

A la vez no parábamos de comprar cositas mas otras que nos regalaron, todo para que nuestro pequeño estuviera cómodo y fuera feliz.






Los abuelos de Las Palmas vinieron a echarnos una mano y sobre todo para ayudarnos para cuando viniera nuestro pequeño... mientras se decidía a venir a la vida, nosotros disfrutábamos de su estancia.




 





Los abuelos se marcharon y el peque no nació hasta 2 días más tarde... esa última semana fue muy pesada porque empece con contracciones el día que salía de cuentas el 24 de julio y hasta el 30. Durante esos 6 días, estuve con dolores que cada vez se hacían más intensos y dolorosos. El 29 por la mañana fuimos al hospital pero sólo había dilatado 3 cm., con lo que me dijeron que me tenía que volver a casa. Yo me negaba, estaba cansadísima y el dolor era casi insoportable. No me quiero volver a casa. La doctora decidió ponerme morfina para que descansara ya que llevaba una semana sin dormir y al parto iba a llegar reventada. La verdad es que me encontraron agotanda física y psicológicamente.

Ese mismo día 29 vinieron a casa a comer Rosa y Antonio que se habían dado un salto desde el otro lado del mundo para conocerle, pero ellos tampoco le conocieron. Nos trajeron comidita del Pike Place Market riquísima, comida India. ¡Gracias chicos!





Estaba triste porque ni los abuelos ni ellos le habían podido conocer, mira que hicimos todo lo que nos dijeron para que naciera en fecha, caminar, subir y bajar escaleras... el caso es que la doctora nos decía que estaba apunto pero yo no dilataba.

La morfina se fue yendo y comencé a notar las contracciones más fuertes y dolorosas hasta que a las 9 de la noche decidimos a llamar de nuevo a la doctora y nos volvió a decir que fuéramos al hospital.

Por fin nos quedábamos, estaba de 5 cm. ¡Qué descanso! ¡Qué nervios! Y en ese momento eche muchísimo de menos a mis padres. Sólo pensaba, jo se lo van a perder... pero en unos días le van a conocer.

Nos buscaron una habitación donde iba a parir. Aquí no es tan frío como en España, es una habitación bastante grande donde tienen toda la instrumentación necesaria para que nazca un bebe. Puedes darte un baño en la jacuzzi, ver una película, poner música... hacen que el parto sea lo más relajado y personal como tu quieras. Ellos se adaptan a tu plan de parto. Lo único que les pedí en cuanto llegue les dije que quería la epidural, porque las contracciones eran cada minuto y muy muy dolorosas. No hice uso de nada, la verdad sólo quería silencio y tranquilidad para poderme concentrar.

El anestesista tardo más de una hora, hora que se me hizo eterna. Pero al final llego, ¡bendito sea!. La verdad es que en esos momentos estaba más pendiente de Carlos que de mi misma por que Carlos es ver un aguja y caerse redondo... pero se porto como un campeón, también gracias al limón que se llevó por el consejo de una de las enfermeras que nos dio clases de preparación a parto.

La sensación de la epidural es rarísima, es fría, dolorosa, pero a su vez súper efectiva... me maree. No sé si fue del agotamiento pero pensaba que me iba a desmayar. Controle el mareo y me recupere. Tarde, pero me recupere.

Deje de sentir las piernas y el dolor, aunque pasadas las 4 horas tuve que pedir de nuevo más anestesia porque sentía las contracciones. Volvieron a llamar al anestesista para que  me chuta más...vaya día de chutes.

A nuestro lado siempre teníamos una enfermera que no se separo de nosotros ni un instante, una chica majísima. Carlos se durmió un poco. Sin embargo yo no pude pegar ni ojo por el ruido que hacía el tensiómetro. Ese ruidito de inflar y desinflar al lado del oído, y sentir como me presionaba me molestaba. Pero lo más importante es que estaba muy relajada, preparada para la última hora.


A las 6 de la mañana, me dijeron que era momento de empezar a empujar... y que podía dura unas 2 horas. Por dentro pensaba: no, ni de coña esto va a durar una hora, si acaso.

Empezó el PUSH, PUSH... contracción, coge aire, cuenta hasta 10 y PUSH.

Y así fue, a las 7.02 nació Javier.





Según Carlos, salió casi sin esfuerzo alguno. Vamos como si hubiera descorchado una botella. A penas tuve desgarros, con lo que podemos decir que tuve un buen parto.

Cuando le vi la carita y después de todo el esfuerzo se me saltaron las lagrimas. Por fin ya era madre. Una sensación increíble, miles de pensamientos se te pasan por tu cabeza, alegría contenida, me sentía pletórica, aunque con añoranza de los que no están...

¡Qué increíble es la sensación tuve cuando me lo pusieron sobre mi pecho! Es muy especial. SOY MADRE.

Quien trajo al mundo a Javier fue al final la doctora Daniel, doctora que me estuvo viendo cada vez que iba al hospital, fue muy cariñosa y comprensiva conmigo. Se lo agradezco con todo el corazón. Y antes de que se terminara su turno, llegó Javier. 



Pesó 3.450 Kgr y midió 52cm. Todo un chavalote.


¡Qué feliz esta el papi! (Carlos ¡¡¡qué fuerte somos padres!!!)

Rápidamente llamamos a nuestros papis para decirles que ya eran abuelos. (¡Qué gran invento el Skype!) ¡Qué alegría se llevaron ! y qué caritas pusieron, les teníamos que haber sacado una foto.

Aunque todos teníamos sentimientos contradictorios, por un lado una gran alegría por la llegada de Javier y por otro, un poco de tristeza por no estar juntos para compartir este momento, pero de cualquier modo nos podía la alegría, estábamos llenos de júbilo.

La estancia en el hospi fue muy corta, 24h. Y enseguida para casa. Hala ahí te defiendas.



Gracias Carlos por darme este hijo. Es lo más grande que tengo. Os quiero